Muele las galletas con tu robot de cocina o bien las puedes poner dentro de una bolsa de congelación y pasar el rodillo de amasar sobre ellas hasta que se deshagan.
Añade la mantequilla (no la derritas) muy blandita y mézclala con las galletas hasta formar una pasta. Cubre la base de un molde desmoldable cubierto con papel vegetal. Refrigera mientras hacemos el relleno.
Enciende el horno a 180º.
Bate los huevos con el azúcar, añade el queso crema y cuando todo esté bien integrado añade el resto de los ingredientes del relleno y mezcla.
Recupera el molde del frigorífico y vierte la mezcla, hornea a 180º los primeros 15 minutos y después baja a 140º, hornea 40 minutos, comprueba que está cuajada (con presionar ligeramente en la superficie, lo verás, no debe estar líquida, pero si blanda, al enfriar tomará mayor solidez), apaga el horno, entreabre la puerta del horno y espera a que el calor vaya disminuyendo poco a poco, así evitarás que se agriete.
Cuando esté templada puedes sacarla del horno y dejarla a temperatura ambiente hasta que enfríe totalmente.
Cobertura.
Hidrata las hojas de gelatina en agua fría durante 5 minutos.
Chafa el membrillo con un tenedor hasta formar un puré
Calienta el agua en el microondas y disuelve la gelatina escurrida en ella, añádelo al puré de membrillo.
Cubre la tarta con la mezcla de membrillo y refrigera durante dos horas para que cuaje.