Arruga un papel de hornear y forra el molde

Coloca todos los ingredientes de la tarta en un bol y tritura hasta obtener una textura homogénea.

Vierte la mezcla en el molde y hornea a 200º con calor abajo y ventilador (o calor abajo y arriba) durante aprox 35 minutos. Vigila tu horno por si tuvieses que dejarlo menos tiempo. Cuando se retira del horno el centro tiene aún una textura ligeramente temblorosa, es normal que eso sea así, cuando enfríe se volverá más sólido.

Retira del horno, deja enfriar a temperatura ambiente y antes de desmoldar, refrigera en nevera un mínimo de 3 horas o mejor toda la noche.

Coloca en un cazo las cerezas deshuesadas y las fresas lavadas, sin pedúnculo y cortadas en trozos, cuece a temperatura media-baja durante 15 minutos, empezarán a ablandarse la fruta y a soltar líquido, chafa en el cazo las cerezas con el tenedor a fin de romperlas ligeramente mientras continúa la cocción y deja unos minutos más. Ahora puedes añadir un poco de edulcorante si crees que no estará muy dulce (a mí no me hizo falta) deslíe la maizena en 1 cucharada de agua y añádela al cazo, deja un par de minutos mientras espesa y no dejes de revolver. Apaga el fuego y deja enfriar. Le añadimos un nada de maizena, eso son 10 g, lo que cabe en una cucharita de té o café y lo hacemos para que liguen todos los jugos que se sueltan mientras pochamos la fruta, queda muy rica, es como un tipo mermelada pero sin azúcar y nos servirá para acompañar esta tarta.

Finalmente desmolda la tarta sobre una fuente y sirve acompañada de la compota de cerezas y fresas.