Preparamos el adobo triturando todos los ingredientes y reservamos.
-
Así recibimos en casa el lacón, viene perfectamente envasado y sellado.
-
Cortamos la piel en cuadraditos intentando no llegar hasta la carne, hacemos algunas incisiones en un cuchillo de cierta profundidad donde introduciremos sal gruesa y también por el resto de la superficie, seremos generosos salando.
Damos vuelta el lacón y por la parte de la carne, volvemos a realizar incisiones con el cuchillo para que la sal penetre bien y embadurnamos con bastante adobo y sal.
Cubrimos el lacón salado y adobado con film transparente o papel de aluminio y refrigeramos un mínimo de 6 horas. La carne necesita tiempo para absorber la sal y el adobo para que quede rico.
Retiramos el lacón del frigorífico, la piel siempre para arriba, nos ayudamos de papel de cocina para eliminar el exceso de sal.
Encendemos el horno a 150º con calor abajo y aire e introducimos el lacón, lo dejaremos 3 horas sin abrir el horno, pasadas las 3 horas, abrimos la puerta del horno y vertemos el vino por encima del lacón, bajamos la temperatura del horno a 140º y lo dejamos continuar el horneado 1 hora más.
Pasada esa hora de horneado a 140º, bajamos a 130º y lo dejamos 2 horas más.
Han pasado ya 6 horas y el lacón está en su punto justo, encendemos el grill a 250º y lo dejamos unos minutos hasta que la piel se tueste totalmente formando las célebres cortezas.
-
Las cortezas se retiran para un plato simplemente tirando de ellas, quedan totalmente despegadas de la carne.
-
Las cortezas son una exquisitez por las que habrá peleas, desaparecerán del plato antes de que te des cuenta.
El lacón está listo para trinchar.
-
La carne está tan tierna que no hace falta ni utilizar cuchillo para separarla, con el tenedor de trinchar vamos separando la carne.
Servimos acompañada de la guarnición elegida.