Lava las fresas, sécalas bien con papel de cocina.

Derrite el chocolate negro y el blanco en cuencos separados a baño María o en el microondas en fracciones de 15 segundos, revolviendo de cada vez. Ten especial cuidado con el chocolate blanco porque se quema rapidamente si te pasas con el tiempo del microondas.

Moja las fresas en los chocolates y deposítalas sobre papel vegetal (cuando sequen se despegarán sin dificultad) y déjalas que seque el chocolate. Reserva.

Vierte en un cuenco la harina tamizada con el cacao, el azúcar y la sal.

Incorpora la mantequilla troceada hasta obtener una mezcla arenosa.

Haz un hueco en el centro e incorpora el huevo batido y el agua, mezcla.

Forma una bola con la masa y envuélvela en film transparente. Regrigera durante 30 minutos.

Precalienta el horno a 180º.

Unta el molde con mantequilla.

Espolvorea harina sobre la superficie de trabajo.

Estira la masa para obtener un disco de unos 30 cm. de diámetro y 3 mm de grosor y forra el molde. Refrigera 10 minutos.

Pon una hoja de papel vegetal sobre la masa y rellena con garbanzos o arroz.

Hornea 12 minutos, retira el molde del horno y quita el papel vegetal con los garbanzos.

Baja la temperatura a 160º y vuelve a hornear el fondo de la tarta unos 8 minutos. Reserva

Derrite el chocolate con la mantequilla a baño María. Apártalo del fuego.

Añade los huevos y mezcla con varillas eléctricas rapidamente.

Incorpora el azúcar y bate durante tres minutos, añade la harina y al final la nata.

Vierte la mezcla sobre el fondo de la tarta y hornea 35 minutos a 170º. Si te gusta muy cuajada debes alargar unos minutos la cocción.

Deja templar antes de desmoldar, no olvides que el centro es tipo coulant, está muy cremoso.

Espolvorea con azúcar glas y decora con las fresas que has preparado y sirve templada y observa el espectáculo.