Vierte la leche condensada en el vaso de tu robot de cocina, añade los huevos, la manteca y mezcla hasta obtener una crema homogénea.
Poner en un bol la harina, añadir la sal y la levadura, mezclar ligeramente, hacer un pequeño hueco a modo de volcán en el centro, agregar la mezcla líquida, el anís, e integrar con una
Incorpora el anis, las ralladuras de limón y naranja y continúa mezclando con cuchara hasta que ya no puedas y debas comenzar a integrar a mano.
Una vez integrada la masa, vuelca en la superficie de trabajo y amasa hasta que tener una masa bien homogénea.
Deja reposar cubierta de un paño durante media hora.
Corta la masa en pequeños trozos y forma bolitas de unos 38 g cada una, introduce un dedo en el centro, agranda y forma las rosquillas.
Fríe en abundante aceite, para que las rosquillas naden en el aceite, deberás estar atent@ y darlas vuelta pronto para evitar que se quemen y queden crudas por dentro. Las primeras te servirán para saber si la temperatura del aceite es el correcto. La temperatura aconsejada para el aceite es de 170º, puedes medirla con un termómetro de cocina.
Retira del fuego, pasa a un papel absorbente y reboza en azúcar en grano.
Al horno
En primer lugar pon todos los ingredientes del almíbar al fuego y deja hervir entre 7 y 8 minutos o hasta que espese ligeramente. Deja enfriar y reserva.
Enciende el horno a 180º con calor arriba y abajo.
Engrasa una fuente de hornear.
Forma las rosquillas y colócalas en la fuente de hornear.
Hornea entre 10 y 12 minutos. Este horneado no dora las rosquillas así que para tengan un poquito de color, encendemos el grill del horno y las dejamos unos minutos hasta que las veamos ligeramente doradas.
Retiramos las rosquillas para una rejilla para enfríen.
Como no tienen aceite, el azúcar no se pega, así que las pintamos con el almíbar que tenemos preparado y a continuación las pasamos por azúcar.