Corta el pan en rebanadas gruesas y colócalas sobre una fuente.
Vierte la leche en un cazo junto con el azúcar y la canela y lleva a ebullición.
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Moja el pan con la leche caliente ayudándote de una cuchara. Aguarda una media hora (o más) a que se empape bien.
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Pon al fuego una sartén de fondo grueso y mójala (puedes ayudarte de un pincel) con mantequilla o aceite de oliva.
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Ve con cuidado pasando las torrijas por huevo batido (vuelta y vuelta), las pasas a una espátula y con mimo para que no se rompan las depositas en la sartén. Déjalas a fuego medio (en mi inducción que va del 1 al 9, la pongo al 5) durante 2 o 3 minutos de cada lado y las vas pasando a una fuente. Continúa hasta acabar.
Rellena una manga pastelera con una boquilla rizada el dulce de leche y decora las torrijas con él.
Tuesta las láminas de almendra en una sartén de fondo grueso (sin aceite ), revuelve hasta que tomen color tostado y retira.
Decora con las almendras sobre el dulce de leche.
Vierte hilos de caramelo sobre las torrijas.
Emplatado.
Vierte una cucharada de natillas en el plato, coloca la torrija encima, acompaña de frutos rojos y de unas hojitas de hierbabuena.