Encender el horno a 180º con calor arriba-abajo y la rejjilla colocada en la segunda guía del horno contando desde abajo.

Lavar y deshuesar las cerezas. Reserva.

Mezclar el queso con el azúcar hasta que se haya integrado perfectamente.

Añadir los huevos uno a uno no agregando el siguiente hasta que el anterior no se haya asimilado.

Agregar la mantequilla en pomada y continuar batiendo.

Incorporar la harina de repostería tamizada con la maizena y la almendra molida. Seguir batiendo e ir añadiendo poco a poco la leche. Batir hasta conseguir una mezcla homogénea. (Quedará bastante líquida, una mezcla parecida a la que se utiliza para los creps, es normal)

Forrar la base del un molde con papel vegetal y engrasar los laterales.

Volcar la mezcla en el molde y distribuir las cerezas por toda la superficie. Se bajarán porque como os he dicho, la mezcla es muy líquida, pero como son muchas se verán perfectamente una vez horneadas

Hornear a 180º durante 15 minutos, baja a 170º y hornea 50 minutos o hasta que pinchando con una brocheta, salga limpia.

Deja enfriar, desmolda, espolvorea con azúcar glas y sirve.