Recuperamos la masa del frigorífico y la pesamos, pesa 880 g, la vamos a dividir en 8 bollos de 110 g cada uno.
Boleamos los bollos y 4 de ellos los vamos a guardar en la nevera mientras trabajamos con los restantes.
Vamos a ir estirando cada uno de los bollos de modo redondeado. Una vez estirados los cuatro, pintamos el primero con un pincel mojado en aceite, ponemos encima el siguiente disco, volvemos a pintar con aceite y continuamos hasta terminar con los 4 discos. En este momento vamos al frigorífico por los 4 bollos que teníamos enfriando y vamos a cambiar, sacamos los bollos de la bolsa, los ponemos en la mesa y en la bolsa ponemos los discos pintados con aceite y los llevamos nuevamente a la nevera.
Con los 4 bollos que acabamos de sacar de la nevera vamos a repetir exactamente lo que hicimos con los anteriores, así que una vez que tengamos los 4 discos aceitados, volvemos a cambiar con los que tenemos en la nevera, nos quedamos con los que ya están un poco más fríos y los que acabamos de estirar los guardamos en la nevera mientras.
Tenemos 4 discos de masa separados entre sí por aceite que les hemos pincelado (esto hará que nos produzca efecto hojaldre) y así como están, uno encima de otro los vamos a estirar con el palo de amasar formando un único disco grande que nos servirá para la base de la torta Pascualina.
Una vez bien estirada, cubrimos el molde que hemos untado con desmoldante casero, acomodamos bien la masa, volvamos el relleno, hacemos 6 huecos en el relleno, ponemos los huevos en cada uno de los huecos.Recuperamos los 4 discos de masa que tenemos en la nevera, repetimos la operación de estirar bien y cubrimos la torta, recortamos toda la masa sobrante y hacemos un repulgue. Rompemos un agujero en el centro de la torta para que actúe de chimenea, la pintamos toda con huevo batido, pinchamos la superficie con la punta de un cuchillo fino para evitar que se infle durante el horneado y nos la llevamos al horno precalentado, calor abajo y ventilador a 175º C durante unos 50 minutos aproximadamente o hasta que la veamos ligeramente doradita.
Finalizado el horneado, la dejamos reposar unos 8 minutos y la desmoldamos sobre una rejilla para dejarla enfriar y que no se humedezca.
Una vez fría, procedemos a servir.