Precalienta el horno a 180º (calor arriba-abajo) y la rejilla en la segunda guía del horno comenzando a contar desde abajo.
Mezcla los ingredientes del buttermilk, deja reposar hasta el momento de utilizar.
Tamiza la harina, el cacao, la sal y el bicarbonato. Reserva
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Engrasa el molde con mantequilla diluida, ayúdate de un pincel para llegar a todos los rinconcitos del molde. Espolvorea harina y reserva.
Bate la mantequilla con el azúcar hasta que haya blanqueado.
Agrega los huevos previamente batidos uno a uno, sin añadir el siguiente hasta que el anterior esté integrado en la mezcla.
Añade la vainilla, el vinagre y el colorante
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Incorpora la harina y el buttermilk en 3 tandas, alternando los secos y los líquidos, empieza y termina siempre con los elementos secos, es decir con la harina tamizada con el cacao y la sal. Si haces este paso con la batidora, deberías hacerlo a velocidad muy bajita, aunque mejor sería hacerlo a mano con suaves movimientos envolventes (mejor usar espátula) para evitar sobrebatir la mezcla.
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Volcamos la mezcla en el molde e introducimos en el horno, en este momento, bajamos la temperatura a 170º.
Horneamos unos 50 minutos. Comprobamos a mitad de cocción que la superficie no se tuesta demasiado, si fuese así, cubrimos con papel de aluminio.
Finalmente pinchamos con una brocheta, si sale limpia, estará listo.
Apagamos el horno, dejamos el bundt dentro del horno con la puerta entreabierta, unos diez minutos para que vaya perdiendo calor poco a poco.
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Retiramos el molde y volvemos a aguardar otros diez minutos antes de desmoldar, es mejor asegurarse que la mezcla va enfriando paulatinamente.
Desmoldamos sobre una rejilla y dejamos enfriar totalmente.
Cobertura.
Ponemos al fuego en un cazo la nata y la miel. Llevamos a ebullición, apagamos el fuego, añadimos el chocolate troceado y la mantequilla, aguardamos un par de minutos y mezclamos con unas varillas. Dejamos templar unos 10 minutos.
Colocamos una rejilla sobre una bandeja o papel vegetal y encima de la rejilla, el bund cake, de este modo aprovecharemos el chocolate que caerá en el momento de bañarlo. Nos ayudamos de una jarrita o de una cuchara sopera y vamos bañando el bunt , comprobamos que queda bien cubierto. Es mejor hacer un primer bañado más ligero y como entre tanto el chocolate va enfriando y por tanto espesará más, en el segundo bañado cubrirá totalmente. Por último con una espátula vamos cubriendo esos rinconcitos a los que el chocolate no ha llegado, podemos aprovechar el chocolate que ha caido a la bandeja.
Espolvoreamos praliné de frambuesa o nueces o lo dejamos así.