Practica un corte en cruz en la superficie y escalda los tomates en agua hirviendo durante un par de minutos, así podrás pelarlos con mayor facilidad.

En este momento debes decidir si quieres sacarle las pepitas o si no te importa (lleva un rato ir sacando las pepitas, yo esta vez se las retiré) cortas los tomates en cuatro y los pones en una olla, añades el azúcar, el medio limón entero, la vaina de vainilla abierta con un cuchillo afilado y la pulpa del interior añadida a la mezcla y el Pedro Ximenez.

Ponemos a fuego fuerte y en cuanto tome punto de ebullición, bajamos el fuego a temperatura media y lo dejamos unos 40-45 minutos o hasta que veamos que espesa ligeramente.

La temperatura de la mezcla es alta, así que la textura aún se verá líquida por efecto del azúcar y los jugos del tomate, que eso no te preocupe, al enfriar, espesa. Puedes hacer una prueba para comprobar el punto y es poner en un plato frío una cucharada de mermelada de tomate, si se mantiene sin desparramarse, estará lista.

Retira la vaina de vainilla y el medio limón.

A esta altura el tomate se habrá desecho, pero si aún hubiese trozos demasiado grandes, puedes poner el brazo de la batidora en la olla y darle dos o tres golpes de triturado a baja velocidad para homogenizar la mezcla.

Envasa siguiendo el procedimiento que te expliqué AQUÍ.