Antes de ponernos a hacer el caramelo hay que preparar los moldes que vamos a caramelizar y tenerlos listos.El caramelo parece la parte más tonta y fácil de cualquier flan, sin embargo, tiene sus truquillos para evitar que nos salga un caramelo amargo, y sobre todo, mucho cuidado al hacerlo y mantener siempre alejados a los niños (si los tenéis) porque el caramelo ocasiona serias quemaduras si nos cae encima.os cuento como lo hago yo.....
Pon la sartén al fuego y añade el azúcar, las gotas del zumo de naranja y el agua y déjalo a fuego medio.- No revuelvas, déjalo que vaya pasando por sus propios tiempos. Primero se irá evaporando el agua y se formará en la superficie como una costra blanquecina del azúcar. Poco a poco se irá formando el caramelo por debajo. Levanta por el mango la sartén y balancea ligeramente en el aire a fin de que se mezcle solo y vuelve a poner sobre el fuego. A partir de este momento, todo irá muy rápido, no te alejes o cuando te des cuenta se habrá quemado y no servirá.
En el momento en el que ya tenemos un caramelo clarito, podemos dejarlo unos segundos más si nos gustase más oscuro pero ya hay que bajar o apagar el fuego, ya que el calor de la propia sartén y la alta temperatura que ha adquirido el azúcar al caramelizarse, hará el resto. En este caso, yo he preferido dejarlo clarito.
Una vez hecho el caramelo también hay que actuar rápido para que no cristalice, con una cuchara vamos vertiendo en el interior de los moldes una cucharada de caramelo por molde, si al final, sobra un poquito, lo repartimos. Dejamos enfriar.(Cuando terminemos de repartir el caramelo, la sartén ya se habrá enfriado ligeramente, puedes volver a ponerla en el fuego para que los restos de caramelo se vuelvan líquidos y con papel de cocina limpiarlos perfectamente. Si tienes miedo de quemarte al hacer eso, otra alternativa (perfectamente válida también) es dejar enfriar totalmente la sartén y llenarla de agua, el caramelo se disolverá enseguida)