Tritura las galletas y mézclalas con la mantequilla hasta formar una pasta.

Cubre la base con papel vegetal (te enseño aquí) y recubre la base y los laterales con la mezcla de galletas. Refrigera hasta el momento de utilizar.

Enciende el horno a 180º para que se precaliente (calor arriba y abajo, rejilla en la segunda guía del horno contando desde abajo)

Bate los huevos con el azúcar, agrega el queso, la leche, la vainilla y sigue mezclando.

Incorpora la maizena, la leche y el puré de calabaza, mezcla hasta obtener una crema homogénea.

Recupera el molde de la nevera y vierte la crema a modo de relleno, ayudándote con un cucharón para verterlo con cuidado y no estropear la galleta.

Horneamos los primeros quince minutos a 180º, bajamos la temperatura a 130º y seguimos el horneado durante aproximadamente 70 minutos o hasta que la superficie esté cuajada.

Una vez terminado el horneado, abrimos ligeramente la puerta del horno para que el calor vaya disminuyendo poco a poco (así evitaremos que se agriete la superficie por el contraste de temperatura).

Finalmente retiramos la tarta del horno, la dejamos enfriar totalmente sin desmoldar. Cuando haya pasado más de una hora, desmoldamos y dejamos otro rato en la nevera para conseguir el punto ideal de consistencia.

Una vez fría, desmolda siguiendo las instrucciones que te explico AQUÍ