Tengo que reconocer que no me vuelven loca los guisos, pero el invierno irremediablemente me empuja a cocinar más platos de cuchara. Desde hace unos años tiendo a consumir más verduras y pescado y menos carne, es algo que se ha impuesto sin empeño alguno, la evolución de la vida.

Hay que cambiar ¿no os parece? cuando escucho la célebre frase de ...”no cambies nunca” me enferma, no quiero ser alguien que no cambie y ni estar con gente que no lo haga… Vivir es aprender y cambiar y lo contrario es …. una lástima o al menos eso creo.

Os cuento como hice este sencillo plato…

  • Ingredientes (4 personas)
  • – 2 patatas grandes
  • – 1 calabacín grande
  • – 2 puerros
  • – 3 zanahorias
  • – 2 dientes de ajo
  • – 1 cucharada de concentrado de tomate (o un tomate rallado)
  • – 2 ajetes tiernos (opcional)
  • – 100 gr. de jamón serrano picado finito (yo lo compré picado)
  • – 1 cucharada sopera colmada de almendra molida.
  • – 1 ramita de romero
  • – 4 huevos cocidos (15 minutos en agua hirviendo con sal y unas gotas de vinagre)
  • – Sal y pimienta
  • – Aceite de oliva virgen extra
Elaboración
  • 1- Pelamos y lavamos las verduras.
  • 2- En una olla con un poquito de aceite salteamos los puerros cortados en rodajitas, las zanahorias y los calabacines cortados en daditos, los dientes de ajo y los ajetes tiernos picaditos.
  • 3- Agregamos el concentrado de tomate, las patatas, el jamón, la ramita de romero, salpimentamos, cubrimos con agua y cocemos durante 15-20 minutos hasta que esté todo tierno.
  • 4- Retiramos la ramita de romero, agregamos la almendra molida, revolvemos y dejamos cocer 2 o 3 minutos más hasta que veamos que ha espesado la salsita.
  • 5- Servimos caliente acompañado de un huevo cocido partido a la mitad.

Nota: Estaréis pensando ¿dónde está el huevo? ya me lo comí, pero en el momento de hacer las fotos al plato, me olvidé por completo que tenía los huevos cocidos y cuando me acordé, ya no me apetecía hacer otras fotos, pero seguro que os imaginais lo chulo que queda un huevo cocido rompiendo el color predominantemente rojo del plato.

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